Muchas veces cuando ingresamos as un restaurante o lugar público lo primero que hacemos es conectarnos a una red Wi Fi pública sin tener en cuenta las consecuencias que esto puede acarrear. De esta forma, podemos estar dejando una puerta abierta a todos los hackers que deseen curiosear en nuestros archivos, hacerse pasar por nosotros en nuestras redes sociales e, incluso, infectarnos con un virus, pero no es solo una invitación a hackers, cualquier otra persona que ingrese a la conexión puede revisar nuestra computadora o equipo y copiar o borrar lo que guste.
Las redes WiFi viajan con frecuencias de radio pública a las que se puede acceder a través de cualquier dispositivo que se encuentre cerca. Lamentablemente, esta condición hace que los datos que viajan en ella puedan ser interceptados por alguien que tenga los conocimientos y las aplicaciones requeridas.
Según las últimas informaciones de un estudio de Kaspersky, los usuarios con un terminal Android, el sistema operativo de Google, son el principal objetivo de los hackers. También puede ser porque este software tenga mucha más cuota de mercado que i OS, el de Apple, o Windows Phone, de Microsoft.
Lo primero que hacen los hackers es elegir un lugar donde atacar. A continuación, crean una red con una señal mucho más potente que la que pueda haber en cualquiera de los comercios de la zona. Una vez han interceptado los datos de la víctima, pueden llegar a instalar varios programas con software maligno en sus dispositivos.
Podemos percatarnos de que nuestro terminal está infectado si nuestro aparato empieza a realizar algún comportamiento extraño. Éste puede ser el crecimiento de consumo del ancho de banda, anuncios no deseados o facturas elevadas. Hay que ser especialmente precavidos en temporadas como Navidad, ya que los hackers actúan en lugares públicos por la gran afluencia de gente.
Afortunadamente, para todo hay una solución y existen una serie de formas para protegernos contra estos ataques. En primer lugar, debemos usar el sentido común y conectarnos siempre a una red WiFi que sea de fiar. Por ejemplo, aeropuertos, hoteles o bibliotecas siempre son una buena opción si nos hemos quedado sin nuestro paquete de datos. Desconfía de las que tengan como título “WiFi gratis“, ya que posiblemente sean una trampa para los más despistados.
Una buena forma de asegurarse de que es una red segura es que te pidan algún tipo de registro al intentar navegar por Internet. Asimismo, te recomendamos que apagues este sistema de conexión inalámbrica cuando salgas de casa ya que así podrás evitar que el teléfono se conecte a una de estas redes malignas automáticamente.
Además, no debería compartir archivos en redes públicas. Hay que desactivar esta opción, especialmente en los portátiles. Asimismo, recomendamos no realizar transferencias bancarias en este tipo de redes e instalar un servicio llamado VPN (Red Privada Virtual, en español).
lunes, 23 de junio de 2014
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